Estás a punto de iniciar un recorrido que interpela, conmueve y transforma. Un viaje por la vida de Teresa Rodríguez Llamazares (1999-2022), una joven enfermera española asesinada por su expareja en octubre de 2022 en Bruselas, ciudad en la que vivía y trabajaba, y símbolo europeo de diversidad, cultura y derechos humanos.
La historia de Teresa representa la dolorosa realidad de miles de mujeres y niñas víctimas de la violencia machista en todo el mundo. Su caso nos recuerda que esta forma de violencia es un fenómeno estructural y global, con consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas que afectan no solo a quienes la sufren directamente, sino a toda la sociedad.
Teresa era una joven brillante, solidaria y comprometida. Hablaba varios idiomas, tocaba instrumentos musicales y se había graduado en Enfermería en la Universidad de Valladolid. Trabajaba en el Hospital Jules Bordet de Bruselas y cursaba un máster en Enfermería Oncológica con el propósito de cuidar a personas enfermas de cáncer. Ese era su proyecto de vida cuando fue asesinada.
Educada para ser independiente y libre, Teresa hablaba inglés y francés, tocaba la guitarra y el piano, pertenecía al movimiento scout, adoraba la naturaleza y compartía con generosidad su tiempo y su alegría con amigas y amigos. Su curiosidad, su empatía y su luz interior hacían de ella una persona profundamente hermosa.
Cada mujer asesinada tiene una historia única. Teresa es el hilo conductor de esta exposición que busca conmover, informar y movilizar. Su vida nos interpela y nos llama a actuar colectivamente para erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres.
Este proyecto nace con la voluntad de sensibilizar, formar y concienciar sobre las causas, las manifestaciones, el impacto y las posibles soluciones a la violencia de género. Apelamos a un recurso humano fundamental: la empatía. Ponerse en el lugar de Teresa, de su madre y su padre, de su hermano, de sus amistades, de sus docentes, de sus colegas. Ponerse también en el lugar de todas las mujeres que han sido silenciadas, agredidas o asesinadas.
Queremos aproximarnos a esta realidad desde una doble perspectiva: emocional y racional. La emoción nos conecta, y la razón nos permite desmontar estereotipos, prejuicios y discursos negacionistas, todavía presentes en algunos medios de comunicación y redes sociales.